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La vulnerabilidad de los pacientes con enfermedad renal

Por el Dr. Carlos Bonanno (MP 4.277), presidente de la Sociedad Argentina de Nefrología.

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La pandemia por COVID puso en evidencia la vulnerabilidad de los pacientes renales, ya que la condición clínica estuvo asociada a una mayor morbimortalidad, requiriendo una situación prioritaria para la vacunación entre otras. Además, durante ese tiempo, se registró una tasa muy baja de ingreso al tratamiento sustitutivo, lo que permite inferir que muchos pacientes “quedaron en el camino”, y en base a la información brindada por el Sistema Nacional de Información de Procuración y Trasplante de la República Argentina (SINTRA), solo el 19% de los pacientes en diálisis crónica se encuentra inscripto en lista de espera para trasplante renal.

 

Lamentablemente, la Enfermedad Renal Crónica (ERC) es la 5ta. causa de muerte en el país, al igual que en el mundo desarrollado, estimando que para el 2050, ocupará los primeros lugares. Asimismo, las muertes por ERC son mayores a varios tipos de cánceres: colon, estómago, páncreas, entre otros. Por esta razón, la SAN participa de manera activa en “Políticas de Salud Renal” que se basan en la prevención y educación de la población en general ya que se considera que es la principal acción para disminuir la carga de enfermedad y las estadísticas, que, de seguir así, nos acompañaran en el transcurso de los años.

Es por esto que es imprescindible el enfoque en el cuidado de los pacientes en etapas previas a la enfermedad. Una persona puede perder entre el 80% y 90% de su función renal antes de experimentar síntomas evidentes, es decir que se puede estar viviendo con daño renal sin saberlo, lo que afecta la calidad de vida del paciente y aumenta la carga para el sistema de salud.

¿Cómo puede alguien lidiar con esta enfermedad sin un apoyo adecuado? Es hora de amplificar la voz, de educar y sensibilizar sobre esta realidad, brindándole apoyo y prácticas necesarias que merecen todos los pacientes. Es imperativo que aquellos responsables de elaborar políticas sanitarias, comprendan la importancia de proporcionar la educación del personal sanitario y de la población para el diagnóstico precoz y las medidas de prevención, la disponibilidad de medicamentos específicos que enlentecen la progresión de la enfermedad renal, acceso rápido a salud renal en cualquiera de sus etapas o tratamiento ya que son vitales para preservar su calidad de vida.

 

Hagamos de la atención a los enfermos renales una prioridad. Hagamos visible lo invisible. Solo así construiremos un futuro más justo y saludable para todos.

 

¿Qué sabemos de las dificultades con las que se enfrenta una persona con enfermedad renal en nuestra sociedad actual? Son muchos los desafíos invisibles que afrontan a diario los que padecen alguna patología renal, una lucha contra una enfermedad silenciosa a la que dedican mucho tiempo y cuidados tanto ellos como sus familiares.

 

En un mundo que valora la rapidez y la eficiencia, la SAN quiere resaltar las situaciones complejas y barreras inesperadas que están vinculadas a la condición clínica del paciente: las necesidades de tratamientos constantes, diálisis o incluso trasplantes, medicamentos, acceso limitado a recursos adecuados, situaciones catastróficas naturales y traslados, las necesidades de la inclusión socioeconómica del paciente y su entorno, así como a los obstáculos para poder satisfacer dichas necesidades.  

 

Visibilidad y Vulnerabilidad

El enfermo renal es una realidad oculta que merece ser visualizada y escuchada, para que la sociedad comprenda la situación de vulnerabilidad de estos pacientes.  “Vulnerable” no debe confundirse con “discapacitado”, ya que los pacientes renales reciben diversos tipos de tratamientos crónicos de mantenimiento acorde al grado de compromiso renal, con la finalidad de reintegrarse totalmente a la vida cotidiana, y no excluirse justamente.

 

El termino de vulnerabilidad en salud, se entiende “como la desproporción que sufren algunos individuos o grupos de personas ante daños potenciales de salud fundamentalmente de tipo crónico”. Por lo tanto, requieren de necesidades sanitarias determinadas desde la salud física, nutricionales, psicológica e incluso social.

  

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